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Armas nucleares: una amenaza repugnante

By Redacción Noviembre 10, 2022

En una nueva escalada del conflicto Rusia-Ucrania, el presidente Vladimir Putin no descartó el uso de armas nucleares para contener la arremetida de las fuerzas ucranianas, que en las últimas semanas habrían recuperado posiciones clave.

Esta nueva amenaza es un paso adelante hacia el abismo suicida de un conflicto que pone en riesgo a toda la humanidad, y que agrava todavía más la posibilidad de una solución basada en el diálogo y la negociación.

Son horas muy delicadas las que se viven alrededor de esta guerra sin sentido, como todas las guerras, en las que se debe de tener el valor de avanzar hacia la paz o dejar que se imponga la cobardía sin retorno.

Solo la mención de este tipo de armas ya es una afrenta mundial y representa un punto de inflexión muy grave que podría conducir a un conflicto mucho más grave y extendido en el corazón de Europa.

Creemos que Moscú calculó mal: lo que creyó que sería una acción relámpago se ha encontrado con la pared de un pueblo valiente que resiste, quiere ser libre y recibe ayuda internacional.

Rusia debe tener la inteligencia para leer con frialdad el estado actual de las cosas y terminar la guerra sin haberla ganado. La situación actual es terriblemente peligrosa, porque los que están desesperados pueden hacer cosas desesperadas. Las amenazas de utilizar armas nucleares están ahora abiertas y el mundo contiene la respiración frente a los escenarios apocalípticos que ya se han visto en otras guerras.

Consecuente con la visión de la Iglesia, el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, condenó en la ONU esta “amenaza repugnante”, que ha abierto un tema que por décadas ha permanecido fuera de la conciencia pública.

Es necesaria una acción concertada y urgente porque “la guerra en Ucrania no sólo socava el régimen de no proliferación nuclear, sino que nos pone también de frente al peligro de una devastación nuclear, ya sea por escalada o por accidente”, aseguró el Cardenal Parolin.

“El espectáculo de un Estado que posee armas nucleares en guerra con un Estado que ha renunciado a su arsenal nuclear a cambio de garantías de seguridad que han sido claramente ignoradas, desalentará a otros estados con armas nucleares a seguir su ejemplo, complicando el camino hacia un mundo libre de armas nucleares. Cualquier amenaza de uso armas nucleares”, reiteró el Secretario de Estado, “es repugnante y merece una condena inequívoca”.

Es lo que con la misma vehemencia pronunció en noviembre de 2019 el Papa Francisco en Nagasaki, Japón, en el lugar de explosión de la bomba atómica que Estados Unidos detonó al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, recordando el dolor y del horror que los seres humanos somos capaces de infringirnos.

“Nadie puede ser indiferente ante el dolor sufriente de millones de hombres y mujeres que hoy siguen golpeando a nuestras conciencias; nadie puede ser sordo ante el grito del hermano que desde su herida llama; nadie puede ser ciego ante las ruinas de una cultura incapaz de dialogar”, dijo entonces Francisco.

La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total. Sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana de hoy y de mañana.

La aspiración de la humanidad es vivir en un mundo en paz, libre de armas nucleares, y convertir este ideal en realidad requiere la participación de todos.

Nuestra respuesta a la amenaza de las armas nucleares debe ser colectiva y concertada, dijo en aquel el Pontífice, basada en la construcción ardua pero constante de una confianza mutua que rompa la dinámica de desconfianza actualmente prevaleciente.

Junto a ello, imploramos el don de lo alto para todos los que tienen capacidad de decisión en este conflicto. Que Dios infunda en sus corazones la humildad y la sensatez para derrotar el mal con bien, para triunfar con el diálogo y la paz, deponiendo los aires imperialistas, el orgullo, la codicia y el odio.

Solo Dios puede doblegar con la fuerza del amor los corazones de los soberbios y hacer nuevas todas las cosas. En esta hora oscura de la humanidad nos refugiamos y pedimos la intercesión de la Santísima Virgen María, Reina de la Paz. Amén.

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