
El Padre Pío estuvo siempre inmerso en las realidades sobrenaturales. No era solamente el hombre de la esperanza y de la confianza total en Dios, sino que infundía, con las palabras y el ejemplo, estas virtudes en todos aquellos que se le acercaban.
Origen
Francesco Forgione, más conocido como el Padre Pío, nació en el año 1887 en Pietrelcina (Benevento, Italia) de Grazio y Maria Giuseppa de Nunzio. Fue bautizado un día después de su nacimiento.
Infancia
Gaudium (Gozo) es el nombre del pesebre que la artista costarricense de arte sacro, Paula Sáenz Soto, (conocida por su atelier Paula en el Bosque) instalará esta próxima Navidad en el Aula Paulo VI, en el Vaticano. Se trata de la primera vez en la historia que un artista nacional coloca una obra de arte monumental en este importante espacio, y en un momento tan significativo como es el cierre del Jubileo de la Esperanza.
Así lo anunció en redes sociales el embajador de Costa Rica ante la Santa Sede, Federico Zamora, quien explicó las gestiones que dicha sede diplomática llevó a cabo para tal efecto.
"Hace varios años yo venía gestionando la autorización de la Santa Sede para que el pesebre de navidad fuera costarricense, fuera de una obra de una artista costarricense, y nos habían asignado el 2027; sin embargo, ayer me llamaron para decirme que por cuestiones de prioridad nos dan este año...Tenemos un proyecto ya presentado con la artista Paula Sáenz, que se llama Gaudium 2025, así que el pesebre de navidad que inaugurará el Santo Padre probablemente el 15 de diciembre va a ser costarricense, otra presencia más de nuestro país, que le da unidad y fortaleza a nuestro país en el mundo entero", dijo el embajador al medio de comunicación Metanoia.
Pero Gaudium no es un pesebre más, como explica la propia artista, nace de la inspiración en Oriente y en Occidente: "De Oriente, recoge la profundidad del ícono, que no es simple representación, sino revelación del misterio eterno de la Encarnación. De Occidente, toma la tradición del pesebre con figuras, en la que el vacío de la cuna hasta la Nochebuena se convierte en signo de espera y esperanza. Ambas tradiciones se entrelazan aquí, para dar vida a una obra donde la contemplación del ícono y la vivencia familiar del nacimiento se abrazan en un mismo lenguaje de fe, capaz de anunciar con arte y silencio la llegada de Cristo al mundo".
"Un acontecimiento único que nos llena de fe, alegría y profundo orgullo nacional"
Paula Sáenz Soto
Artista sacra costarricense
"Desde la infancia me llamaba la atención que, al colocar el pesebre en casa durante la Navidad, la figura del Niño Dios aún no estaba presente. No solo lo vivía en mi hogar, sino también al visitar a familiares, e incluso al contemplar los altares en diversas iglesias: siempre estaban la Virgen María y San José, pero no el Niño. Aquello me generaba una pregunta íntima: ¿dónde está el Hijo de Dios, si tampoco aparece en el vientre de la Virgen?", se preguntaba Paula.
"Con el paso de los años y mi vocación en el arte sacro, esa inquietud se transformó en búsqueda. A lo largo de mis obras me ha inspirado representar a la Sagrada Familia en distintas formas, pero siempre percibí que faltaba algo: la expresión de la maternidad de María. Al profundizar en la investigación iconográfica, descubrí que en el arte bizantino rara vez se la representa en estado de gravidez. Tan solo en algunos íconos de la Visitación se observa a Jesús en el vientre de María y a San Juan en el de Isabel. Esa ausencia me conmovió profundamente y me impulsó a desarrollar una propuesta en la que se reflejara con claridad ese misterio", amplió Sáenz.
Un pesebre a favor de la vida
Este sábado 31 de mayo, se llevará a cabo el Jubileo de los Deportistas, en el marco de las celebraciones por el Bicentenario del Patronazgo de la Virgen de los Ángeles en nuestro país.
Los católicos celebramos su fiesta cada 24 de mayo.
Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa"La que trae auxilios venidos del cielo".
Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia).
En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo.
San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte".
San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda"
La batalla de Lepanto
En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma.
Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados.
Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios.
Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento.
Pero luego - de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios.
Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.
El Papa y Napoleón
El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas.
El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: "Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados", vio con desilusión que, en los friísimos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual lo atacó y le proporcionó total derrota.
Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma.
En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios.
San Juan Bosco y María Auxiliadora
El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres.
A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Sma. Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora.
Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica.
El santo solía repetir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares.
San Juan Bosco decía:
"Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.
Según los registros de los Fondos Antiguos del Archivo Eclesiástico Arquidiocesano de San José, la historia de fe de lo que hoy conocemos como la Parroquia San Juan Bautista Norte comenzó a gestarse en 1892.
Las visitas pastorales, los informes del sacerdote del Curato de Santa María de Dota y las constantes cartas de los vecinos dirigidas a Monseñor Bernardo Augusto Thiel marcaron el inicio del camino hacia la erección de esta comunidad parroquial.
Inicialmente, los fieles de San Juan de Tobosi y sus alrededores se reunían en una pequeña capilla ubicada en el caserío llamado San Juan de Minas, al norte de donde hoy se levanta el templo parroquial. Esta ermita, bajo la advocación de San Blas, dependía pastoralmente del Curato de Santa María de Dota. Así lo indican los relatos transmitidos oralmente de generación en generación.
El interés de los vecinos por construir un templo nuevo para la adecuada celebración de los sacramentos y el apoyo del sacerdote del Curato, quien solicitó la separación del territorio pastoral, fueron determinantes para que, el 8 de marzo de 1909, el obispo de origen alemán Juan Gaspar Stork Werth erigiera la comunidad como coadjutoría provisional. El sacerdote Juan Lorenzo Elcoro fue nombrado el primer administrador espiritual de esta naciente estructura eclesial.
El libro de Acuerdos N.º 8, del 8 de marzo de 1909, recoge las palabras del obispo: “Con el objeto de facilitar la cura de las almas y que los fieles puedan con mayor facilidad cumplir con sus deberes de cristianos, hemos determinado nombrar y con firma del presente acuerdo al Señor Pbro. Juan Lorenzo Elcoro para la administración de San Juan de Tobosí, conforme a los acuerdos y prerrogativas que en nuestra diócesis tienen los coadjutores en territorio separado”.
Primer templo (San Juan de las Minas).
El territorio inicial de la coadjutoría comprendía San Juan de Tobosí, Corralillo, Los Frailes, San Cristóbal y el caserío de El Rosario, que anteriormente pertenecía a la Parroquia de Desamparados.
Tras completar la construcción de la nueva ermita y con informes favorables de las autoridades eclesiásticas, que confirmaban la colaboración activa de la feligresía, se erigió oficialmente la Parroquia de San Juan de Tobosi el 15 de mayo de 1910.
En sus inicios, la parroquia contaba con 15 filiales, entre ellas Corralillo, San Cristóbal Norte, Los Frailes, Llano de Los Ángeles, Bustamante, Copalchi y El Rosario. Con el tiempo, y a medida que surgían nuevas comunidades, se agregaron más filiales bajo su guía pastoral.
Debido a la extensión del territorio parroquial, en varias ocasiones los párrocos solicitaron al obispo una reestructuración. Como resultado, nacieron tres parroquias hijas: San Cristóbal Norte, Los Frailes y Corralillo, dejando como filiales de San Juan Bautista Norte a El Rosario, Loma Larga, El Alumbre, El Manzano, Chirogres, Guadarrama y San Juan Sur. Posteriormente, se incorporaron Río Conejo, La Joya y Quebrada Honda.
Aunque inicialmente la parroquia estuvo bajo el patronato del Sagrado Corazón de Jesús, con el paso del tiempo se nombró a San Juan Bautista como nuevo patrono, figura que da nombre a la parroquia hoy.