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Domingo, 26 Octubre 2025
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El P. Édgar de la Trinidad Rivera Garita nació un 24 de octubre de 1925, hoy hace exactamente 100 años, poco después de las 0 horas, en San Rafael de Oreamuno, su querida “Churuca”, justamente amaneciendo el día en que su pueblo se disponía a celebrar con gran alegría a su santo patrono, San Rafael Arcángel.

Cuando nació el P. Rivera Garita en octubre de 1925 el Papa era Su Santidad Pío XI (1922-1939), el Arzobispo Metropolitano de San José era Mons. Rafael Otón Castro Jiménez, I° Arzobispo (1921-1939) y el Presidente de Costa Rica era, por segunda ocasión, el también cartaginés Ricardo Jiménez Oreamuno (1910-1914, 1924-1928, 1932-1936). Se acababan de vivir los estragos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el comunismo comenzaba a expandirse por el mundo, se acababa de enfrentar la pandemia de la llamada gripe española (1918-1920), estaba por venir la crisis económica de 1929. En Costa Rica se gestaban los primeros grupos obreros organizados, se vivía en una relativa tranquilidad y paz política y social. Era aún la Costa Rica campesina de los años 20 del siglo pasado.

El papá del P. Rivera es don José Martín Rivera Quirós, nacido el 24 de enero de 1894 y fallecido el 8 de agosto de 1980, hijo de don Silvestre Rivera y de doña Isabel Quirós, los abuelos paternos del padre. Y su mamá es doña María Adoración Josefina Garita Mora, nacida el 13 de marzo de 1901 y fallecida el 16 de noviembre de 1973, hija de Juan Garita y de Micaela Mora, los abuelos maternos del padre. El P. Rivera Garita tuvo 8 hermanos, de los que le sobrevive Elisa, conocida como Elsie, vecina de San Rafael de Heredia, quien inicialmente le acompañó en su ministerio, hasta que contrajo matrimonio en 1968. De sus hermanos tiene gran cantidad de sobrinos.

 

Estudió en la Escuela de los Ángeles y en el Colegio San Luis Gonzaga, ambos en Cartago. Antes de su ingreso al Seminario trabajó en el Banco Crédito Agrícola de Cartago como mensajero, para entregar cheques, donde regresó algún tiempo durante sus estudios superiores.

Su motivación al sacerdocio la encontró en su servicio como monaguillo en Cartago con el Pbro. Enrique Bolaños Quesada, posteriormente Obispo Auxiliar de la Diócesis de Alajuela (1963-1967), Administrador Apostólico de la misma Diócesis (1967-1970) y luego su IV° Obispo (1970-1980), además de ser Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de San José (1978-1979).

El joven Rivera Garita ingresó al entonces Seminario Central en 1950, en las nuevas instalaciones del Seminario en Paso Ancho, inauguradas apenas un año antes en 1949. Fue formado por los padres alemanes paulinos, vicentinos, lazaristas o de la Misión, que para entonces regentaban el Seminario. Ingresó al Seminario con 24 años recién cumplidos, lo que para entonces era considerada una vocación adulta o tardía.  

Concluyó sus estudios en 1955 y fue ordenado sacerdote, a los 30 años de edad, el 17 de diciembre de 1955 –el mismo año de nacimiento del actual señor Arzobispo Metropolitano Mons. José Rafael Quirós Quirós–, por lo que el P. Rivera está por cumplir próximamente los 70 años de su ordenación presbiteral. Su lema sacerdotal fue: “Oh María, Madre Inmaculada, asistidme en el servicio de tu Divino Hijo”, reflejando su gran amor y devoción a la Virgen María, que sin duda ha escuchado el ruego del P. Rivera ya casi por 70 años de servicio fiel y generoso a su Divino Hijo.

Según los registros de los Fondos Antiguos del Archivo Eclesiástico Arquidiocesano de San José, la historia de fe de lo que hoy conocemos como la Parroquia San Juan Bautista Norte comenzó a gestarse en 1892.

Las visitas pastorales, los informes del sacerdote del Curato de Santa María de Dota y las constantes cartas de los vecinos dirigidas a Monseñor Bernardo Augusto Thiel marcaron el inicio del camino hacia la erección de esta comunidad parroquial.

Inicialmente, los fieles de San Juan de Tobosi y sus alrededores se reunían en una pequeña capilla ubicada en el caserío llamado San Juan de Minas, al norte de donde hoy se levanta el templo parroquial. Esta ermita, bajo la advocación de San Blas, dependía pastoralmente del Curato de Santa María de Dota. Así lo indican los relatos transmitidos oralmente de generación en generación.

El interés de los vecinos por construir un templo nuevo para la adecuada celebración de los sacramentos y el apoyo del sacerdote del Curato, quien solicitó la separación del territorio pastoral, fueron determinantes para que, el 8 de marzo de 1909, el obispo de origen alemán Juan Gaspar Stork Werth erigiera la comunidad como coadjutoría provisional. El sacerdote Juan Lorenzo Elcoro fue nombrado el primer administrador espiritual de esta naciente estructura eclesial.

El libro de Acuerdos N.º 8, del 8 de marzo de 1909, recoge las palabras del obispo: “Con el objeto de facilitar la cura de las almas y que los fieles puedan con mayor facilidad cumplir con sus deberes de cristianos, hemos determinado nombrar y con firma del presente acuerdo al Señor Pbro. Juan Lorenzo Elcoro para la administración de San Juan de Tobosí, conforme a los acuerdos y prerrogativas que en nuestra diócesis tienen los coadjutores en territorio separado”.

Primer templo (San Juan de las Minas).

El territorio inicial de la coadjutoría comprendía San Juan de Tobosí, Corralillo, Los Frailes, San Cristóbal y el caserío de El Rosario, que anteriormente pertenecía a la Parroquia de Desamparados.

Tras completar la construcción de la nueva ermita y con informes favorables de las autoridades eclesiásticas, que confirmaban la colaboración activa de la feligresía, se erigió oficialmente la Parroquia de San Juan de Tobosi el 15 de mayo de 1910.

En sus inicios, la parroquia contaba con 15 filiales, entre ellas Corralillo, San Cristóbal Norte, Los Frailes, Llano de Los Ángeles, Bustamante, Copalchi y El Rosario. Con el tiempo, y a medida que surgían nuevas comunidades, se agregaron más filiales bajo su guía pastoral.

Debido a la extensión del territorio parroquial, en varias ocasiones los párrocos solicitaron al obispo una reestructuración. Como resultado, nacieron tres parroquias hijas: San Cristóbal Norte, Los Frailes y Corralillo, dejando como filiales de San Juan Bautista Norte a El Rosario, Loma Larga, El Alumbre, El Manzano, Chirogres, Guadarrama y San Juan Sur. Posteriormente, se incorporaron Río Conejo, La Joya y Quebrada Honda.

Aunque inicialmente la parroquia estuvo bajo el patronato del Sagrado Corazón de Jesús, con el paso del tiempo se nombró a San Juan Bautista como nuevo patrono, figura que da nombre a la parroquia hoy.

Para fijar los modelos de comunicación en la Iglesia es preciso conocer los diversos contextos históricos, sociales y culturales, la relación entre estructura y organización, el consenso y la aceptación de determinados principios en el seno de las comunidades, como también los errores y conflictos que generan discordia y desconfianza.

Jerusalén, y el ambiente judío en general, no ofrece seguridad para las pequeñas comunidades cristianas, al mismo tiempo, sabiendo que su naturaleza y vocación es ser misionera- que existe para comunicar- la Iglesia se abrirá caminos reconociendo, en todos los seres humanos y en todos los pueblos, a los destinatarios de un mensaje que conduce a la fe en Cristo.

Hay características particulares con relación a las comunidades, empezando por una experiencia de fe que no se proyecta en unidad, porque la Iglesia es un organismo rico y vital que por la acción del Espíritu Santo busca la comunión asumiendo las diferencias. Él Señor resucitado sigue presente y se comunica mediante los sacramentos, la Palabra, los carismas, los ministerios ejercidos y, por supuesto, por el testimonio de vida, aunque, como recuerda De Lubac: “donde quiera que se reúnan los hombres, es un hecho fatal que, al tiempo que se prestan mutua ayuda, también se molestan los unos a los otros”.[1]

La Santa Sede premió con la Gran Cruz de San Gregorio Magno a los médicos Mariano Figueres Forges y Rafael Calderón Muñoz el domingo 31de diciembre de 1933. Esa fecha se desprende del Correo Nacional, 7 de enero de 1934. La ceremonia tuvo lugar en el Seminario, situado por entonces frente al costado este de la Catedral Metropolitana. El Seminario ofrecía educación secundaria para los aspirantes al presbiterado y asimismo para quienes deseaban adquirir buena formación académica.

Una foto con historia

Septiembre 22, 2023

La fotografía que acompaña este artículo fue publicada en “El Heraldo Seráfico”, revista mensual de los padres capuchinos de Cartago. Fue tomada el 4 de octubre de 1923, día en que se celebraba la fiesta en honor de san Francisco de Asís.

Como parte de la fiesta se tuvo en la mañana la Misa celebrada por el arzobispo de San José, Mons. Rafael Otón Castro Jiménez y se bendijo la nueva imagen de la “Glorificación de San Francisco”. Luego se sirvió el almuerzo para las autoridades civiles y eclesiásticas presentes y posteriormente se realizó la ceremonia de premiación del concurso literario que hicieron los frailes para esa fecha.

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